El desencanto

Título

El desencanto

Autor

Natalia Sancha

Fecha

14/03/2016

Fuente

Diario El Pa�s

Descripción

Jaled Elejetyar es uno de esos activistas que iniciaron una revoluci�n y que hoy asiste desencantado a su evoluci�n, se�alando que erraron el objetivo, que debe de ser m�s amplio que un s�lo pa�s.

Texto original

�Los norteamericanos nos daban lecciones de c�mo hacer la revoluci�n�

Jaled Elejetyar es uno de esos activistas que iniciaron una revoluci�n hoy "secuestrada"

Qui�n es qui�n en la guerra en Siria
La guerra que ganan los kurdos
Vivir con la etiqueta de sirio

Miembro del Centro Sirio para los Medios y la Libertad de Expresi�n, en 2012 tuvo que huir con lo puesto tras el arresto de uno de sus compa�eros. Esa ser�a la �ltima vez que viera a su familia. Obtuvo asilo en Suecia, pero lo rechaz�. �Pens� que ser�a m�s �til aqu�, relata al tiempo que empalma un pitillo tras otro. Los que han buscado refugio en Europa tampoco logran arrancar con su nueva vida. Alejarse de esa guerra, a la que Elejetyar se refiere constantemente como "revoluci�n", les proporciona un descanso mental ef�mero que m�s tarde torna en impotencia desde la lejan�a.

Elejetyar califica a la revoluci�n siria como la primera en la era de las nuevas tecnolog�as. Herramientas de las que se sirvieron para contar minuto a minuto, generando ingentes cantidades de informaci�n. �Hoy necesitamos tiempo, tomar distancia, digerir y analizar. Nadie puede juzgar una revoluci�n en cinco a�os�, dice convencido de que aquellos que sembraron las protestas no han de ser necesariamente los que recojan los frutos. �Si la revoluci�n francesa hubiera ocurrido en 2011, las im�genes de Robespierre siendo decapitado habr�an inundado Twitter. Y los europeos tendr�an otra idea de una revoluci�n en la que se decapita a sus l�deres�, ironiza con el sarcasmo propio de los desterrados.

El joven parece cargar sobre sus espaldas con una pesada lista de cuentas y responsabilidades pendientes de saldar. La factura comienza con la generaci�n de opositores laicos de los a�os 70, aquellos, seg�n Elejetyar, �cuya incapacidad para aportar una alternativa viable abri� las puertas al r�gimen de [Hafez el] Asad padre�. Las decepciones incluyen tambi�n al joven Bachar el Asad, educado en Europa que asumi� la presidencia en el 2000 cargado de promesas de reformas que nunca llegaron. Tampoco exculpa a los Hermanos Musulmanes, quienes seg�n Elekhetyar intentaron cooptarles desde el inicio para hacer bulto en las manifestaciones de los viernes, a las puertas de las mezquitas. Y ello sin propiciar debate alguno.

�Los norteamericanos nos daban lecciones de c�mo hacer la revoluci�n�

En 2008, Elejetyar particip� en el paraguas de grupos opositores conocido como la Declaraci�n de Damasco. Sin embargo, en las discusiones que ten�an lugar a puerta cerrada en casas de conocidos l�deres, las voces de los j�venes eran sistem�ticamente ignoradas. �El r�gimen ha logrado manufacturar una oposici�n a su imagen y semejanza�, se�ala. Conoce bien al r�gimen a trav�s de su t�o, Hisham Elejetyar, quien fuera jefe de la inteligencia siria hasta su asesinato en 2012, en un atentado en el que tambi�n pereci� Asef Shawkat, cu�ado del presidente. �B�sicamente mi t�o encarcel� a la mayor�a de los padres de mis amigos�, admite con una amarga mueca.






�Cuando los manifestantes pisaron las calles de Deraa a quien derrocaron no fue al r�gimen, sino a una oposici�n disfuncional"

Hu�rfanos de l�deres, la generaci�n de activistas ahonda su frustraci�n ante ��una revoluci�n hoy secuestrada�. Un desencanto del que tambi�n participa Occidente. �Los norteamericanos nos daban lecciones de c�mo hacer la revoluci�n invit�ndonos a taller tras taller�, contin�a. �Los europeos sobre valores democr�ticos hoy ausentes en su gesti�n de la crisis de refugiados�, suma. Como consecuencia, Elejetyar asegura que hoy se enfrentan a un r�gimen m�s radicalizado y m�s fuerte que cinco a�os atr�s. Para ello, khaled se aferra a su teclado, y �nica posesi�n.

Mirando hacia el pasado, analiza las primeras protestas de marzo de 2011, como �un acto espont�neo� que pone de manifiesto la incapacidad de todos los l�deres de oposici�n para catalizar en las calles el hast�o popular. �En el mismo instante en que los manifestantes pisaron las calles de Deraa a quien derrocaron no fue al r�gimen, sino a una oposici�n disfuncional�.

En su balance, tambi�n hay cabida para la autocr�tica. �Muchos activista pensaron que esto era un trabajo a tiempo parcial y que la revoluci�n se conseguir�a en una sola noche. Craso error, aunque yo tampoco pens� que llevar�a tanto tiempo�, reconoce. Las vivencias en un destierro forzoso modelan a una generaci�n hoy esparcida por el mundo con un certero pero desconocido impacto en el futuro de Siria. �Empezamos una revoluci�n para cambiar un r�gimen en Siria, pero nos dimos cuenta que para cambiar el de Siria hay que cambiar primero el r�gimen mundial. Algo que no podemos hacer solos�, concluye Elejetyar.

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Citación

Natalia Sancha, “El desencanto,” Repositorio HISREDUC, consulta 24 de diciembre de 2025, https://www.repositorio.historiarecienteenlaeducacion.com/items/show/4691.