La orden era disparar a matar

Título

La orden era disparar a matar

Autor

Stanislav Kuprianov Secretario del PCFR de la regi�n de Tula
Traductor: Josafat S�nchez Com�n

Fuente

Rebeli�n.org

Sovietskaya Rossia

Descripción

Art�culo de Stanislav Kuprianov sobre el golpe de estado de Boris Yeltsin en 1993.

Texto original

Diez largos a�os han trascurrido desde aquellos acontecimientos, cuando fueron tiroteados los defensores del Soviet Supremo de Rusia; gente civil, pac�fica, entre los que se encontraban mujeres y ni�os. Todo este tiempo, periodistas vendidos y altas personalidades nos han seguido ofreciendo la misma repugnante mentira acerca de esta tragedia. �Qu� ocurri� en realidad en aquellos terribles d�as?

El 21 de septiembre de 1993, Yeltsin llev� a cabo un golpe de estado. Con el decreto n� 1400 disolvi� unilateralmente el Soviet Supremo. En cumplimiento de la constituci�n y ampar�ndose en la sentencia del Tribunal Constitucional, Yeltsin y los ministros del interior y defensa fueron apartados de sus responsabilidades en virtud de la resoluci�n adoptada por el Soviet Supremo de la Federaci�n Rusa.

Sin embargo ellos decidieron mantenerse en el poder recurriendo al terror y al derramamiento de sangre para de un plumazo acabar con la oposici�n.

El equipo de Yeltsin llevaba tiempo prepar�ndose para el golpe. En poco m�s de a�o y medio "fabricaron" a m�s de 500 nuevos oficiales a los que inmediatamente sedujeron con sobornos. Paralelamente destruyeron el mando intermedio en el ej�rcito. A finales de septiembre de aquel a�o se dieron las circunstancias que estaban esperando: las relaciones con el Soviet Supremo se hab�an hecho insostenibles. Ten�an la excusa para pasar a la acci�n. El objetivo que persegu�a la camarilla de Yeltsin era evidente: continuar con el saqueo de las riquezas de Rusia.

Comenzando desde el 24 de septiembre, Yeltsin pr�cticamente cada noche discut�a los planes para ejecutar el asalto del parlamento. La carnicer�a quedaba en suspenso y se aplazaba a la siguiente noche por circunstancias ajenas a sus deseos. La primera advertencia de que se iba a llevar a cabo el asalto de la "Casa Blanca" (como se conoc�a popularmente al edificio de Soviet Supremo) en caso de no someterse, fue hecha, mediante rumores, el 24 de septiembre.

Aquel mismo d�a en sesi�n extraordinaria del Congreso de Diputados Populares, fue adoptada la decisi�n de convocar elecciones anticipadas conjuntas para renovar la c�mara legislativa y elegir presidente, en marzo del 94 como fecha l�mite.

La Casa de los Soviets, se hab�a convertido en aquellos d�as en s�mbolo de la resistencia, de lucha contra el r�gimen antipopular.

La Casa de los Soviets fue rodeada con blindados y tanquetas, completando el bloqueo total del Parlamento. Se cortaron todas las comunicaciones, la luz, la calefacci�n, el agua. Se bloque� por completo el acceso de gente, veh�culos, impidiendo que se les pudiese llevar v�veres y medicinas. Se imped�a incluso el paso a las ambulancias que pretend�an asistir a las personas que requer�an hospitalizaci�n.

El 24 de septiembre se lanz� un ultim�tum: antes del 4 de octubre la Casa de los Soviets deber�a ser desalojada, en caso contrario se tendr�an que atener a las consecuencias.

El 30 de septiembre, la mayor�a de las regiones de la Federaci�n manifestaron su apoyo al Parlamento. Varios Soviets dirigieron a Yeltsin su particular ultim�tum, exigi�ndole acatar la decisi�n de convocar elecciones.

Yeltsin se declar� contrario a la idea de adelantar elecciones. El entonces Primer Ministro, Chernomuirdin, tambi�n respondi� con una negativa a la exigencia de una resoluci�n pr�ctica, declarando que ya hab�an tomado "otra decisi�n".

La decisi�n de tomar al asalto con uso de la fuerza militar el parlamento, antes del 4 de octubre, fue adoptada entre el 29 y el 30 de septiembre. La planificaci�n del asesinato en masa se hac�a de manera abierta.

El 1 de octubre Poltoranin enviaba una carta a las redacciones de los principales medios escritos con la recomendaci�n de mostrarse indulgentes y comprensivos ante las medidas que el presidente iba a adoptar el 4 de octubre, y abstenerse de "dramatizar las consecuencias que podr�a acarrear".

A lo largo del d�a 3 de octubre, en todos los hospitales de Mosc�, por mandato de la Direcci�n General del Ministerio del Interior, y la Direcci�n de Salud de Mosc�, se recibieron telefonogramas advirtiendo de la inminente llegada de heridos.

Entre el 21 de septiembre y el 3 de octubre los multitudinarios piquetes, barricadas y m�tines fueron disueltos por los antidisturbios, a porrazos, con agua caliente a presi�n mezclada con arena, con bolas de goma.

El 3 de octubre, miles de ciudadanos desarmados salieron en se�al de protesta contra la acci�n ilegal del gobierno, hacia la Plaza Octubre de Mosc�, para posteriormente dirigirse, como una columna compacta, hacia la "Casa Blanca". Rompiendo los cordones policiales, abrieron brecha en el bloqueo del parlamento. Este fue el momento en que se recurri� a las armas para aplastar el levantamiento. A las 16:00 h. Yeltsin firm� el Decreto n� 1575 por el que se liberaba al ej�rcito de toda responsabilidad criminal frente al la violaci�n de la legalidad, mientras el ministro de defensa Grachiov daba la orden al destacamento militar de unirse a las fuerzas del Ministerio del Interior.

Un testigo y participante de los acontecimientos, el diputado popular I.I. Andropov, nos relata as� lo sucedido: "� Cuando llegaron los oficiales de los cuerpos de operaciones especiales "Alfa", nos dijeron: "Tenemos orden de dispara a matar". No quer�an acatar la orden e intentaron convencernos de que nos entreg�semos.

Cuando preguntaron a Yeltsin: �Qu� hacer con los que quedan vivos? Respondi� "Haced con ellos picadillo". Andropov sigue escribiendo: Los alrededores de la Casa Blanca fueron sembrados con francotiradores, tra�dos desde Chipre. Les recibi� el Sr. Korzhakov, responsable de la seguridad del Presidente, el mismo recibi� para ellos fusiles de precisi�n. ("Apocalipsis en Mosc�". M. 1996. P�g. 29-30)

Junto al edificio central de la televisi�n, bajo la Torre Ostankino, el 3 de octubre, los all� reunidos exigieron que se permitiese salir al aire a los representantes del Parlamento.

Los primeros disparos en Ostankino fueron hechos por miembros de los "Spetsnaz" (cuerpos de �lite) sin advertencia previa. Desde los dos edificios de la televisi�n comenzaron a disparar a la gente que se encontraba en la calle Koroliov.

El asalto a ca�onazos del Parlamento, comenz� el 4 de octubre. En las primeras r�fagas fueron abatidos alrededor de 40 civiles desarmados. Seg�n datos de Rutskoy (nota de la traducci�n. Rutskoy era el vicepresidente y uno de los l�deres de la resistencia en el parlamento junto a Khasbulatov, presidente de la c�mara) en la Casa de los Soviets en el momento del ataque se encontraban hasta 10.000 personas, incluyendo mujeres y ni�os.

Los cuerpos especiales "Alfa" se negaron a participar en el asalto, ofreci�ndose a garantizar el desalojo de la gente, del Soviet Supremo".

Uno de los oficiales fue abatido de un tiro en la espalda por un francotirador. Muchos ahora se dan cuenta de los resultados de lo que fuera la primera prueba de las promesas preelectorales, la que ha venido a demostrar, el peligro que supone creer en demagogos sin escr�pulos, y entregar los destinos del pa�s en manos sucias. Ante nuestros ojos en septiembre, octubre del 93, cerca de un centenar de diputados "dem�cratas" fueron directamente "comprados" por Yeltsin, a cambio de apartamentos, cargos de responsabilidad y millones en sobornos.

El r�gimen gobernante tom� un curso abiertamente encaminado a arruinar el pa�s y venderlo a precio de saldo a Occidente. En vano algunos pol�ticos todav�a mantienen la esperanza de que el r�gimen tarde o temprano ser� menos dependiente de sus amos protectores occidentales, y comenzar� a defender los intereses del pueblo ruso.

Debemos comprender de una vez por todas, que el "civilizado mundo occidental" nunca estuvo ni estar� interesado en que Rusia alcance siquiera un nivel de relativo bienestar.

Nuestro pueblo fue tiroteado en octubre de 1993, precisamente con el benepl�cito del "Mundo civilizado", dado que su bonanza econ�mica depende de la incapacidad de los pa�ses del tercer mundo, y actualmente de Rusia, de hacer uso de sus recursos.

El poder actual se asienta sobre la sangre del pueblo ruso. Putin como sucesor de Yeltsin, no es sino un digno continuador de su obra.

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Citación

Stanislav Kuprianov Secretario del PCFR de la regi�n de Tula Traductor: Josafat S�nchez Com�n, “La orden era disparar a matar,” Repositorio HISREDUC, consulta 24 de diciembre de 2025, https://www.repositorio.historiarecienteenlaeducacion.com/items/show/4615.